LOS DIOSES DEL VINO

LOS DIOSES DEL VINO

El vino es una bebida que ha formado parte de diferentes culturas desde épocas ancestrales y su consumo ha estado ligado a diferentes religiones y divinidades. Esto no debe parecernos extraño, pues el vino suele estar presente en muchas celebraciones y es así como también entra a formar parte de diversos rituales y actos religiosos.

Una de las primeras deidades asociadas a las bebidas espirituosas, entre las cuales destaca el vino, pero no en forma exclusiva, fue la Diosa egipcia Hathor. Hathor fue una diosa del antiguo Egipto (aproximadamente año 300 antes de Cristo) a la que se le asignaron una gran variedad de papeles o roles. Hathor era la madre o consorte del dios celeste Horus y del dios solar Ra, siendo la madre simbólica de los faraones, sus representantes en la tierra. Adicionalmente, Hathor era considerada la diosa de la música de la danza y de la alegría, por lo cual se le asociaba siempre con todas las celebraciones por lo que se le denomina la señora de la música, las guirnaldas, la mirra, la danza y la embriaguez.

Cambiando de geografía y remontándonos unos dos mil seiscientos años, cerca del año setecientos antes de Cristo, encontramos en la mitología griega a Dionisio, uno de los Dioses del Olimpo. Según la mitología griega, Dioniso es hijo del Rey de los Dioses del Olimpo, Zeus (padre de los dioses y de los hombres), y de Sémele (una mortal hija del rey de Tebas). Dionisio fue considerado el Dios de la fertilidad y del vino, inspirador de la locura ritual, Dios de las festividades, el teatro, la danza, el éxtasis y los excesos. A pesar de tanta locura, también se le reconoce como quien enseñó a los hombres a cultivar la vid para su posterior uso en la fabricación del vino, siendo entonces el Dios patrón de la agricultura. Dionisio suele ser representado acompañado de la vid y sosteniendo una copa de vino en alguna de sus manos.

Posteriormente en Roma, entre los siglos tercero y segundo antes de Cristo, el culto a Dionisio se transformó y los romanos rindieron culto entonces a Baco. Baco era el hijo del Dios Júpiter y de la humana Sémele. Al igual que Dionisio, Baco fue un dios muy controversial, enfocado en el delirio y en el desenfreno, siendo su misión librar a los Dioses y a los humanos de la preocupación y de los cuidados extremos. Para lograr su objetivo, utilizaba la música a través de un instrumento denominado aulós e incitaba el consumo del vino.

El culto a Baco se realizaba en celebraciones secretas en su honor donde solo participaban mujeres y a las que se les denominada bacanales. Estas celebraciones posteriormente permitieron la incorporación de hombres y luego fueron prohibidas (aunque no se lograron eliminar) por considerarse reuniones clandestinas para conspirar políticamente. A Baco también suele representársele como un hombre joven acompañado de uvas y vino.

Seguramente en nuestros días conocerán a más de uno a quién podrían considerar un digno sucesor de estos Dioses del vino. Pero mejor dejemos esto como un breviario cultural de la asociación de los Dioses y las ceremonias religiosas al consumo de bebidas espirituosas y no busquemos ampliar la lista de deidades que ya tenemos suficientes representantes divinos para este rol, ¿no lo creen?